Designios de la iglesia

Cuando echo un vistazo por la actualidad, observo el fiel el reflejo de una sociedad arcaica y conservadora, en el cual el tiempo parece haberse estancado, temeroso de derrumbar el viejo y fastuoso sistema que convive con el hombre desde los inicios de su existencia; en cambio, contenta a éste, cubriendo la realidad con seudónimos idealistas en los que es más fácil creer, que morir viviendo en la cruenta verdad de la existencia.

Todo este laberinto de ideas, refleja la pretensión de concretarlas en un punto preciso, reducirlas al tema que me ocupa: el eclesiástico. Al leer en una revista la prohibición expresa de tomar la píldora abortiva a las mujeres kosovares violadas por los servios, por la simple razón de que “el vaticano no lo cree ético”, mi rebeldía comprendió que una vez más el mal escapa en su propósito hacia la victoria.

La iglesia oligárquica, una de las falsedades más grandes jamás creadas, es capaz de perdurar en el tiempo, volviendo a juzgar sin ton ni son. ¿ Acaso tendríamos suficientes números para contabilizar las muertes causadas por su culpa desde sus inicios hasta nuestro tiempo?. Y es más, con este hecho ¿no acaba de matar a un numeroso grupo de mujeres en vida? ¿por qué no resucitarlas de su castigo, impuesto por la iglesia, evitando la creación de un ser que aún ni siquiera existe?.

Mi conciencia no llega a comprender cómo su moral cristiana no busca coherentes salidas hacia la paz, hacia el freno de las muertes violentas, hacia las injusticias étnicas… en definitiva, aquellas causas que son demasiado profundas para ella, y en cambio es capaz de desvalorizar a la mujer en lo más profundo de su alma, de su ser…

Ante toda esta situación, una pregunta escapa de mi boca: ¿cómo se puede hacer tanto daño en nombres de Dios?


Algo es evidente, y es que siglo tras siglo ha predicado sin el ejemplo, pero esa observación no es a mi parecer lo grave, lo dañino es que actúe en contradicción a su dogma, sentada en la cúspide, inmóvil y pasiva, alabando oraciones con santas palabras, que parecen encubrir la malicia más que mostrar la bondad, germinando una herencia marcada por el afán de dominio a costa del prójimo.


Fdo: Reme Arregui.                                                Málaga, agosto de 1999.                            


            

Comentarios

Entradas populares de este blog

AFRICA

La noche de la dinamita